viernes, 16 de noviembre de 2007

PARANOYAL TEA

Si uno sale en la noche a pasear por una calle, y un hombre ya visible desde lejos -pues la calle se empina ante nosotros- viene corriendo en dirección a nosotros, no por eso lo agarraremos, así sea débil y esté hecho una miseria, ni aunque alguien venga corriendo y gritando detras de él, sino que lo dejaremos seguir corriendo, ya que es de noche, y no es culpa nuestra si la calle, al claro de luna llena, se empina ante nosotros, y, aparte de todo esto, quizá esos dos hayan organizado la correría para diversión propia, quizá ambos persiguen a un tercero, quizá el primero sea injustamente perseguido, quizá el segundo quiera asesinar, y nosotros nos haríamos cómplices del asesinato; quizá ninguno de los dos sepa del otro, y cada uno corre por su propia cuenta a su casa, quizá sean sonánbulos, quizá el primero porte armas.
Y, por último, ¿no tenemos derecho a estar cansados? ¿no hemos tomado tanto vino?

Nos alegramos de que tampoco veamos ya al segundo.

Franz Kafka
Los que pasan corriendo

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