
Con mi visión dentro, alcanzé las primeras veredas sobre las cuales mis pasos pudieron apurarse. Más fuerte que nunca vino a mí el deseo de irme para siempre de este pueblito mezquino. Entreveía una vida nueva hecha de movimiento y espacio.
Absorto por mis cavilaciones crucé el pueblo, salí a la oscuridad de otro callejón y me detuve en "La Blanqueada".
Ricardo Guiraldes
Don Segundo Sombra
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